La vacuna rusa genera más escepticismo que esperanza

La OMS mostró sus recaudos tras el anuncio del presidente Putin debido a que la vacuna debería entrar en una etapa de prueba en humanos.

ACTUALIDAD 11/08/2020

Tras el anuncio del presidente ruso Vladimir Putin de la primera vacuna contra el Covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que su eficacia aún debe ser comprobada y habla más bien de una precalificación para poder ser revisada con tiempo.

“Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad”, señaló en rueda de prensa el portavoz de la OMS Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los avances de las distintas investigaciones sobre vacunas, publicó el diario La Vanguardia.

Denominada Gam-COVID-Vac –aunque de cara al mercado exterior se llamará Sputnik V, como el primer satélite artificial de la Unión Soviética–, se trata de una vacuna que emplea como vector viral el adenovirus humano tipo 26 -un virus del resfriado común- al que se le ha agregado el gen de la proteína S del SARS CoV-2.

Esta es la zona empleada por el coronavirus para ingresar en la célula a infectar y es el objetivo al que se dirigen muchas de las vacunas en las que se trabaja en la actualidad.

La inmunización preventiva frente al Covid-19 se lograría con una sola dosis administrada de forma intramuscular, al menos así lo informan los registros de las dos primeras fases del ensayo clínico.

El desarrollo de la vacuna se llevó a cabo por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya junto con el Ministerio de Salud ruso.

Su financiación vino de manos del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF).

La aprobación de la vacuna por parte del Ministerio de Salud se produce sin esperar a los resultados de la fase 3 del ensayo clínico que contaría con miles de participantes, según informan varias agencias internacionales.

Este incluirá a personas de Rusia, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

Según la agenda rusa, la producción de la vacuna podría comenzar a principios de septiembre y su administración se iniciaría en octubre, si bien desde abril la élite rusa ya habría estado recibiendo dosis de la vacuna, afirma Bloomberg.

El escepticismo de los expertos acompañó el proceso de desarrollo.

La OMS ya se había mostrado cauta con anterioridad respecto a su eficacia y a su posible administración ya en el corto plazo debido al tiempo que toma que las vacunas pasen por todas las pruebas necesarias antes de ser aplicadas de forma general.

El propio Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Contagiosas de los Estados Unidos, cuestionaba la prisa de Rusia declarando que esperaba que “realmente” estuvieran probando la vacuna antes de administrarla.

Algunos incluso afirman que es posible que no resulte segura ni eficaz: entre los argumentos está, además de la velocidad de las pruebas, el hecho de que Rusia no haya compartido los resultados de sus ensayos en ninguna revista científica, como sí ha ocurrido con las otras candidatas en desarrollo.

Hoy en día, alrededor del mundo, se está trabajando en 167 vacunas contra la Covid-19,28 de las cuales están realizando ensayos con humanos.

Entre las más avanzadas, se encuentran las llevadas a cabo por la Universidad de Oxford junto con AstraZeneca, la de la farmacéutica Moderna, la desarrollada por la colaboración entre BioNTech y Pfizer o la candidata de Sinovac que acaba de iniciar su ensayo clínico en Indonesia.

La vacuna rusa no se encontraba en este grupo.

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