Cardenales piden “más tiempo” antes del Cónclave: buscan sucesor en línea con Francisco

Los cardenales reunidos en el Vaticano en las congregaciones previas al Cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco expresaron este sábado la necesidad de “un poco más de tiempo” para el discernimiento. El debate sobre el perfil del próximo pontífice y la continuidad del legado de Francisco se mantiene “abierto”.

“Aún no estamos listos, debemos descubrir quién ha sido elegido por el Señor. Necesitamos un poco más de tiempo para rezar juntos”, confesó a los medios el cardenal francés Jean-Paul Vesco a su llegada al Vaticano. El arzobispo de Argel se mostró optimista sobre el proceso: “Estoy convencido de que estaremos preparados en el momento justo. Daremos a la iglesia el papa que el Señor ha elegido”, auguró. Ante la pregunta sobre si el futuro pontífice seguiría la línea de Francisco, monseñor Vesco respondió con un firme “lo espero”.

En la misma sintonía, el cardenal chileno Fernando Natalio Chomali Garib subrayó a la prensa: “Tenemos 133 nombres y todo está abierto”, reflejando la incertidumbre y la amplitud de posibilidades en la elección.

Tal como indicó el cardenal Vesco, las reuniones han dado un lugar central al legado del Papa Francisco, con un debate en curso sobre la conveniencia de mantener su línea más aperturista. “Estamos todavía buscando al nuevo papa. El deseo es que pueda seguir en continuidad con Francisco”, declaró el cardenal argentino Vicente Bokalic Iglic.

El cardenal italiano Marcello Semeraro, en declaraciones al diario ‘La Stampa’, opinó sobre el perfil del futuro pontífice: “En el cónclave buscamos a un director de orquesta, no a un solista”, abogando por un liderazgo colaborativo. En la misma línea, el cardenal italiano Fernando Filoni consideró en ‘La Repubblica’ que el próximo Papa “deberá ser ayudado por el Colegio Cardenalicio y por los obispos del mundo porque no es el encargado de responder todos los problemas”.

Esta del sábado fue la novena congregación general, un espacio donde los cardenales regulan el periodo de ‘sede vacante’ y preparan el terreno para el Cónclave. La elección del sucesor de Francisco comenzará en la tarde del próximo miércoles, con el encierro en la Capilla Sixtina de 133 cardenales electores menores de 80 años, ante la ausencia por problemas de salud del español Antonio Cañizares y del keniano John Njue.

En la víspera, el cardenal Claudio Gugerotti recordó durante la séptima misa de luto por Francisco cómo el pontífice enseñó a “amar la diversidad”, instando a proteger y acoger a los católicos de Oriente Medio. “El papa Francisco, que nos ha enseñado a amar la diversidad y la riqueza de la expresión de todo aquello que es humano, creo que hoy se alegre de vernos juntos en oración por él y por su intercesión”, expresó el prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

Gugerotti, encargado de oficiar la misa diaria del séptimo día de luto, enfatizó la necesidad de apoyar a los cristianos de Oriente Medio, muchos de los cuales se ven obligados a abandonar sus tierras. “Nos comprometemos, una vez más, mientras muchos de ellos se ven obligados a dejar sus antiguas tierras, que fueron Tierra Santa, para salvar la vida y ver un mundo mejor, a sensibilizarnos, cómo había querido nuestro papa, para acogerlos y ayudarlos en nuestras tierras a conservar la especificidad de su aporte cristiano”, afirmó.

El cardenal también recordó una invocación al Espíritu Santo de San Simeón el Nuevo Teólogo, un padre oriental, mientras se acercan los días de la elección del nuevo Papa. “Ven, luz verdadera; ven, vida eterna; ven, misterio escondido”, citó Gugerotti.

Según añadió, Francisco enseñó a los católicos a “acoger el grito de la vida violada, a asumirlo y presentarlo al Padre, pero también a actuar para aliviar concretamente el dolor que provoca”.

La ceremonia del viernes formó parte de las ‘Novendiales’, el periodo de nueve días de luto tras la muerte de un Papa, que culminará el 4 de mayo, tres días antes del inicio del Cónclave. Francisco falleció el pasado 21 de abril y fue sepultado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma tras un funeral multitudinario.